SDKFZ-231
Los Carros en el desierto
están sometidos a unas condiciones tan extremas que su pintura se degrada con
mayor rapidez que en otros escenarios.
Corno complemento al artículo aparecido en el número
anterior, desarrollamos paso a paso las técnicas empleadas para que las
maquetas adquieran el característico aspecto que se aprecia en los vehículos
después de haber sobrevivido a varios meses de combate.
Los vehículos de reconocimiento no solían trabarse en combates con medios pesados, pues sus características les hacían ideales para avistar al enemigo, seguir sus pasos o determinar posiciones y, en algún caso, atacar a formaciones de infantería o transporte, valiéndose de su rapidez y fiabilidad mecánica. En estas condiciones, el período de supervivencia solía ser mayor que el de otros vehículos más pesados. En consecuencia, su pintura llegaba a estar mucho más desgastada, aunque en el desierto una sola tormenta de arena podía dejar un vehículo totalmente mondado y desprotegido.
Muchos de los pequeños animales del desierto sobreviven gracias al rocío que al amanecer se condensa sobre su cuerpo. Esta condensación de agua también afectaba a los vehículos y. después de una fría noche, que, en ocasiones, podría ser incluso de algún grado bajo cero, los vehículos se encontraban con una capa de agua que oxidaba rápidamente el metal desprotegido. Al poco tiempo el calor secaba totalmente el agua, quedando un óxido marrón oscuro; este fenómeno afectaba de forma notoria a los vehículos destruidos. Hoy en día este efecto se puede comprobar si se viaja por el desierto:
cualquier coche que esté abandonado rápidamente pierde la pintura y su carcasa metálica se cubre de un oscurísimo marrón óxido.
El SDKFZ que utilizamos como ejemplo tiene una vida media y, por tanto, el desgaste de pintura es ya apreciable. En este caso tendremos en cuenta que, inicialmente. la pintura era gris y al irse desgastando la capa de color arena, aparece el color original.
Los vehículos de reconocimiento no solían trabarse en combates con medios pesados, pues sus características les hacían ideales para avistar al enemigo, seguir sus pasos o determinar posiciones y, en algún caso, atacar a formaciones de infantería o transporte, valiéndose de su rapidez y fiabilidad mecánica. En estas condiciones, el período de supervivencia solía ser mayor que el de otros vehículos más pesados. En consecuencia, su pintura llegaba a estar mucho más desgastada, aunque en el desierto una sola tormenta de arena podía dejar un vehículo totalmente mondado y desprotegido.
Muchos de los pequeños animales del desierto sobreviven gracias al rocío que al amanecer se condensa sobre su cuerpo. Esta condensación de agua también afectaba a los vehículos y. después de una fría noche, que, en ocasiones, podría ser incluso de algún grado bajo cero, los vehículos se encontraban con una capa de agua que oxidaba rápidamente el metal desprotegido. Al poco tiempo el calor secaba totalmente el agua, quedando un óxido marrón oscuro; este fenómeno afectaba de forma notoria a los vehículos destruidos. Hoy en día este efecto se puede comprobar si se viaja por el desierto:
cualquier coche que esté abandonado rápidamente pierde la pintura y su carcasa metálica se cubre de un oscurísimo marrón óxido.
El SDKFZ que utilizamos como ejemplo tiene una vida media y, por tanto, el desgaste de pintura es ya apreciable. En este caso tendremos en cuenta que, inicialmente. la pintura era gris y al irse desgastando la capa de color arena, aparece el color original.
TÉCNICAS
EMPLEADAS
Para obtener buenos efectos, el empleo del aerógrafo
es fundamental, sobre todo para economizar tiempos y conseguir acabados suaves.
El primer color que utilizamos es el amarillo desierto OH-346 de Gunze Sangyo y con él cubrimos bien la pieza, para lo cual empleamos tres manos de color algo diluido. Con ello conseguimos un buen cubrimiento general sin tapar detalles. El siguiente tono es más oscuro, H-341; lo empleamos para sombras, esquinas, recovecos, incluso para suaves líneas verticales. Para realizarlas se usa el aerógrafo en la posición más fina y se proyecta en rápidos movimientos de arriba abajo y viceversa, mientras se protegen con un papel aquellas zonas que no deseamos sean afectadas por el color.
El siguiente color es el gris panzer, que conseguimos con una mezcla de H-345 gris oscuro y H-324 gris claro. Este color lo utilizamos sobre aquellas superficies que estén más sometidas a desgaste, tales como guardabarros, escotillas, blindaje frontal, etc. En esta fase se abandona el aerógrafo, pues los procesos serán a pincel con colores de Vallejo Aerographic, 821 sombra tostada, 823 blanco y 818 marrón dorado.
El primer color que utilizamos es el amarillo desierto OH-346 de Gunze Sangyo y con él cubrimos bien la pieza, para lo cual empleamos tres manos de color algo diluido. Con ello conseguimos un buen cubrimiento general sin tapar detalles. El siguiente tono es más oscuro, H-341; lo empleamos para sombras, esquinas, recovecos, incluso para suaves líneas verticales. Para realizarlas se usa el aerógrafo en la posición más fina y se proyecta en rápidos movimientos de arriba abajo y viceversa, mientras se protegen con un papel aquellas zonas que no deseamos sean afectadas por el color.
El siguiente color es el gris panzer, que conseguimos con una mezcla de H-345 gris oscuro y H-324 gris claro. Este color lo utilizamos sobre aquellas superficies que estén más sometidas a desgaste, tales como guardabarros, escotillas, blindaje frontal, etc. En esta fase se abandona el aerógrafo, pues los procesos serán a pincel con colores de Vallejo Aerographic, 821 sombra tostada, 823 blanco y 818 marrón dorado.
LAVADOS
CON ACRILICOS
Esta técnica es de rápida ejecución y sencilla, pero
tiene su truco para evitar cercos. Consiste en trabajar por zonas que estén
delimitadas por elementos definidos, puertas, soldaduras, etc. Utilizamos al
menos tres pinceles, dos planos de cerda artificial, números 2 y 4, y uno de
pelo de marta, del número 2.
El sistema a seguir es el siguiente:
primero se humedece toda la zona de trabajo con el pincel plano del número 4; después se toma una pequeña cantidad de sombra tostada 821 algo diluida, y se distribuye por toda la parte húmeda, procurando igualar las cantidades de pintura acumulándola alrededor de las formas con volumen, tales como escotillas, faros, tapas, remaches, etc., para después dejarlo secar. Una vez bien seco, repetimos la operación, ahora con el objeto de perfilar los remaches, bisagras, etc. La concentración de pintura, en este caso, es mayor y se aplica en toques puntuales sobre los elementos; por ejemplo, en un remache, donde el color quedará alrededor del mismo, puede eliminarse parte de éste justo en la parte más alta con la punta de un pincel limpio.
Con esta técnica también se puede acrecentar la intensidad del gris o del marrón. El acrílico se diluye muy bien, pero hay que experimentar para calcular el momento adecuado, que suele ser cuando el agua base se empieza a secar, momento adecuado para difuminar el color. (Imprescindible experiencia.)
El sistema a seguir es el siguiente:
primero se humedece toda la zona de trabajo con el pincel plano del número 4; después se toma una pequeña cantidad de sombra tostada 821 algo diluida, y se distribuye por toda la parte húmeda, procurando igualar las cantidades de pintura acumulándola alrededor de las formas con volumen, tales como escotillas, faros, tapas, remaches, etc., para después dejarlo secar. Una vez bien seco, repetimos la operación, ahora con el objeto de perfilar los remaches, bisagras, etc. La concentración de pintura, en este caso, es mayor y se aplica en toques puntuales sobre los elementos; por ejemplo, en un remache, donde el color quedará alrededor del mismo, puede eliminarse parte de éste justo en la parte más alta con la punta de un pincel limpio.
Con esta técnica también se puede acrecentar la intensidad del gris o del marrón. El acrílico se diluye muy bien, pero hay que experimentar para calcular el momento adecuado, que suele ser cuando el agua base se empieza a secar, momento adecuado para difuminar el color. (Imprescindible experiencia.)
PINCEL
SECO
Una vez que los lavados han remarcado las formas de
las piezas, comienza el proceso de pincel seco, para el que también empleamos
los colores de aerografía de Vallejo. Preparamos una mezcla de blanco, sombra
tostada y marrón dorado, en una proporción aproximada de 70/10/20. En cualquier
caso, la mezcla ha de ser más clara que el color donde se aplique, pero, ¡ojo!,
el contraste no debe ser excesivo; si el tono resulta muy claro, blancuzco, el
efecto es feo. Tampoco deberá ser muy oscuro, porque entonces no se notará. Una
vez encontrado el tono adecuado, se aplica a pincel seco empleando el pincel
plano número 2 o 4; no es conveniente servirnos de la misma mezcla en toda la
maqueta, sino que las proporciones las iremos variando según sean las zonas más
oscuras o claras, grisáceas o terrosas, y así el dibujo y contraste que
obtendremos será notable, haciendo resaltar todos los detalles.
PINTURA
DE RUEDAS
Esta parte de la maqueta es muy pesada, sobre todo
para que el perfil del neumático quede limpio. No obstante, existe un truco que
da buen resultado: consiste en cubrir con agua el neumático con el pincel plano
grande y, a continuación, dar una mezcla de negro con un poco de marrón, Al
aplicarlo con el pincel redondo, no es necesario apurar hasta el mismo borde de
la llanta, pues el agua se encarga de absorber la pintura, distribuyéndola de
forma limpia. El resto del neumático se pinta normalmente. Se necesitarán dos
manos de pintura, dado que la primera quedará muy clara al estar muy mojada la
rueda. Como hemos obtenido un neumático muy limpio, procederemos a su empolvado
con aerógrafo, utilizando el H-346 arena tostada de Gunze Sangyo. Para ello
pintamos de forma circular en el caucho, al borde de la llanta y en el exterior
de la misma; si nos queda algo irregular, procederemos a la corrección con negro
aplicado con aerógrafo, que4 dibuje más perfectamente la banda oscura.
ÓXIDOS SUAVES
Las partes que por una causa u otra se quedaban
desprotegidas de pintura se oxidaban rápidamente Aunque es muy difícil ver chorreadas
por la rápida evaporización del agua en el desierto, contrariamente a lo que
generalmente se cree, el oxido es notable, pero sin aquéllos. Este aspecto se
logra aplicando pintura acrílica aerográfica 821 sombra tostada,
preferentemente en las zonas inferiores y en los guardabarros. Para la rejilla
que cubre el escape y silencioso, además de este color se añade un tono naranja
para las luces.
COMPLEMENTOS
Uno de los alicientes que presentan estos vehículos
es la gran cantidad de equipo que portan. Podemos añadir desde planchas de
arena de origen inglés hasta los más variados cajones que, originalmente,
portaban munición, sin olvidarnos de numerosos Jerrycans con la característica cruz blanca indicativa de
ser destinado para agua. Antes de pintarlos es conveniente hacer algún
detallado con fotograbado; por ejemplo, el macuto que incluye el kit ganará
mucho si rellenamos su parte posterior con masilla y le añadimos unas correas
con sus anillas. A los cajones los dotaremos de bisagras, cierres, candados,
etc., en general todo aquello que sirva para dar más realismo. Es conveniente
pintar los elementos de tela o lona con el mismo sistema explicado para las
figuras metálicas y desestimar el pincel seco.
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